CSA 45 – Declaración de cierre del MSC

 

19 Octubre 2018

Antonio González – (MAELA), Guatemala

El MSC desea agradecer a todos y todas – el Presidente, los Estados miembros, los participantes, la Secretaría y todos los demás que han contribuido a esta productiva semana del 45mo periodo de sesiones del CSA , incluidos los y las intérpretes, las y los mensajeros, las y los técnicos, las y los limpiadores y el equipo de servicios de reuniones.

Este año el CSA ha hecho algunos progresos, pero se necesita más trabajo para centrar nuestro debate y asegurar que las políticas del CSA den lugar a acciones sobre el terreno.

Acogemos la aprobación del plan de implementación como respuesta amplia e integral a la evaluación independiente del CSA.  Nos proporciona los elementos clave, la orientación estratégica y las herramientas operativas para los próximos años. Exhortamos a todos los miembros y participantes del CSA a que se comprometan constructivamente con los tres objetivos estratégicos aprobados de cara a apoyar la realización de la visión del CSA.  Tenemos una orientación clara sobre cómo avanzar y ahora debemos actuar, es hora de volver a comprometernos.

La inclusión debe ser una práctica diaria en el CSA.  En el MSC hemos dado un paso importante este año para cambiar nuestro nombre y reconocer plenamente la lucha de los Pueblos Indígenas de todo el mundo por sus territorios, recursos naturales e identidades.  Estamos orgullosos de ser el Mecanismo de la Sociedad Civil y de los Pueblos Indígenas.  También nos alienta el compromiso de esta sala de garantizar que los derechos de la mujer, el empoderamiento de la mujer y la igualdad de géneros sean un pilar central de la labor del CSA.  Seguiremos trabajando con todos los actores para integrar y al mismo tiempo, centrarnos en los derechos de la mujer.  También debemos asegurarnos de que otros comunidades marginadas, como los refugiados, los indocumentados, y los trabajadores y trabajadoras migrantes, sean escuchados con más atención en este foro.

El exitoso Acto Temático Mundial de ayer y el enorme compromiso de los actores del CSA con el proceso de monitoreo de las directrices sobre el derecho a la alimentación, pusieron en evidencia por un lado la importancia del monitoreo aquí en el CSA y por otro el uso y aplicación que se está haciendo a nivel mundial de las directrices sobre el derecho a la alimentación con vistas a asegurar que nadie se quede atrás.  El derecho a la alimentación es fundamental para lograr la seguridad alimentaria, los derechos de la mujer, la erradicación de la pobreza, los medios de vida sostenibles, la paz y la seguridad, el crecimiento económico y el programa para 2030.  Debemos basarnos en nuestra labor colectiva de este año para monitorear la aplicación y compartir experiencias, así como para fortalecer colectivamente nuestros esfuerzos por situar el derecho a la alimentación en el centro de nuestra labor de cara al futuro.

A este respecto, el próximo Acto Temático Mundial, en el que se monitoreará el uso y la aplicación del Marco de Acción sobre Crisis Prolongadas, ofrece la oportunidad de tener una mirada de fondo sobre los conflictos y las crisis prolongadas como impulsores fundamentales de las altas tasas de inseguridad alimentaria y las violaciones del derecho a la alimentación en todo el mundo.

De cara al futuro, tenemos muchos proyectos importantes por delante y oportunidades clave para garantizar que el CSA no fracase y tenga un impacto sobre el terreno.

En primer lugar, tenemos que llevarnos Roma a la casa.  La pertinencia de los resultados de las políticas del CSA sólo puede materializarse cuando son utilizados y aplicados ampliamente por todos los actores del CSA a nivel nacional, regional y mundial.

En segundo lugar, los próximos procesos de convergencia de políticas sobre agroecología y sistemas alimentarios y nutrición deberían basarse en la escucha atenta las voces de la gente y garantizar un enfoque holístico y basado en los derechos humanos, con el pleno compromiso y la participación de todos los actores del CSA.

En tercer lugar, el CSA debería conectarse mejor con otros órganos pertinentes de las Naciones Unidas, incluidos los de Nueva York y Ginebra, como el Foro Político de Alto Nivel, la CEDAW y el Consejo de Derechos Humanos.  El CSA también debe comprometerse con los procesos en marcha, como los ODS, el Decenio de la Agricultura Familiar y el Decenio de la Nutrición, y adoptar nuevos instrumentos para orientar nuestra labor, como la Declaración sobre los Derechos de los Campesinos y otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales.

En este período de sesiones del CSA se reconoció ampliamente que no sólo estamos fuera de rumbo, sino que estamos en parte en el camino equivocado.  Nadie está más plenamente consciente de los retos a los que nos enfrentamos que los y las jóvenes.  Debemos asegurarnos de que se produzca el aprendizaje y el diálogo intergeneracional y que los y las jóvenes reciban apoyo como partes integrantes de familias y las comunidades, viviendo, trabajando y construyendo su futuro en las zonas rurales.  Estamos luchando por un mundo en el que florezca la salud ecológica y social y en el que todos los derechos humanos, incluido el derecho a la alimentación y los derechos de la mujer, se realicen.  Es imperativo que todos y todas trabajemos juntos y juntas para lograr este mundo más justo, ecológico e igualitario.

 

 

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