Declaración del grupo de trabajo del MSCPI sobre mujeres y diversidades de género relativa al tema de revisión del 67º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer: desafíos y oportunidades en el logro de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas rurales (conclusiones convenidas del 62º período de sesiones en 2018).
0 de marzo. Roma, Italia. Resulta alentador observar que en las conclusiones convenidas en el 62º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer se reafirmaba que: “la promoción, la protección y el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las mujeres y las niñas, incluido el derecho al desarrollo, que son universales, indivisibles e interdependientes y están interrelacionados, son decisivos para el empoderamiento económico de las mujeres”. Además, también se reconocía que “todas las mujeres y las niñas rurales suelen ser objeto de formas múltiples e interrelacionadas de discriminación y marginación”.
El primer Día Internacional de las Mujeres Rurales se celebró en 2008, y desde entonces se ha hablado mucho y se han asumido muchos compromisos, algunos progresistas para avanzar en la igualdad de género y los derechos de las mujeres rurales, otros dando un paso atrás.
A lo largo de los años, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de las Naciones Unidas ha incorporado un foco en la igualdad de género, ya sea dentro de los resultados de políticas específicos, como las Directrices sobre la tenencia, o por medio de un Foro sobre el empoderamiento de las mujeres en el contexto de la seguridad alimentaria y la nutrición, que se celebró en septiembre de 2017 en la FAO, en Roma. El CSA, en su 37º período de sesiones, también aprobó recomendaciones sobre género, seguridad alimentaria y nutrición. Durante los dos últimos años, el CSA ha estado trabajando en el proceso de elaboración de las Directrices voluntarias sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas en el contexto de la seguridad alimentaria y la nutrición, que examinarán las causas subyacentes de las desigualdades de género y sus efectos en la seguridad alimentaria y la nutrición, y que deberán ser aprobadas a finales de 2023.
El Mecanismo de la sociedad civil y los pueblos indígenas (MSCPI) para las relaciones con el CSA ha trabajado en la promoción de los derechos de las mujeres y la igualdad de género desde su creación, estableciendo un grupo de trabajo sobre mujeres, que recientemente ha cambiado de nombre para reflejar el énfasis del grupo en las mujeres y las diversidades de género. El grupo de trabajo participa activamente en los procesos de políticas del CSA llevando las voces de campesinas, mujeres indígenas, mujeres de países devastados por la guerra, mujeres que viven bajo ocupación, personas no cisheteronormativas, pescadoras, mujeres sin tierra, pastoralistas, trabajadoras agrícolas y del sector alimentario, consumidoras y mujeres urbanas que sufren inseguridad alimentaria de numerosos países del Sur y del Norte.
Hemos mostrado cómo las relaciones de poder patriarcales, feudales (particularmente en el contexto asiático) y capitalistas, junto con las arraigadas divisiones de género del trabajo y las políticas agrícolas “indiferentes a las cuestiones de género”, que no apoyan el papel intergeneracional de la mujer en la creación de sistemas locales de alimentación y nutrición resilientes y en el fomento de familias y comunidades sanas, se encuentran entre las causas fundamentales de las desigualdades de género, la discriminación y la marginación de las mujeres, especialmente en las zonas rurales.
En comparación con los hombres, las mujeres a menudo no generan recursos financieros a través de su producción debido a sus desventajas, derivadas de la discriminación estructural a la que se enfrentan, incluidas la falta de apoyo estatal y el acceso desigual a los recursos productivos (desde las semillas, la tierra y el agua, hasta el ganado y los medios de transporte). Los marcos de políticas deben reconocerlo y centrarse en la redistribución, el reconocimiento y la defensa del trabajo productivo y reproductivo de las mujeres y la realización de sus derechos humanos.
Experimentamos cómo el patriarcado sigue controlando las vidas de las mujeres, especialmente de las jóvenes. Como grupo de trabajo exigimos el reconocimiento y la realización de nuestros derechos, incluido por medio de la aplicación de la Recomendación general n.º 34 de la CEDAW sobre los derechos de las mujeres rurales, la exigencia de derechos sobre la tierra, el acceso y el control sobre nuestros cuerpos, nuestros ingresos, los recursos productivos y el control de nuestros mercados. La agroecología es una alternativa feminista en la lucha contra el hambre y el patriarcado. Las políticas públicas, las inversiones y los programas de apoyo deben construirse a partir de las reivindicaciones de las mujeres, garantizando que ellas lideren el proceso.
El empoderamiento de las mujeres no es lo mismo que los derechos de las mujeres. Como colectivo diverso, hemos demostrado, sobre la base de nuestras experiencias vividas, que las mujeres y otras personas que históricamente han sido objeto de discriminación por su orientación sexual o identidad de género sufren formas de discriminación múltiples e interrelacionadas. Todas las formas de discriminación e injusticia nos impiden realizar nuestro derecho humano a una alimentación y nutrición adecuadas, que es interdependiente de todos los demás derechos humanos.
Creemos que el derecho a la alimentación, la seguridad alimentaria y la nutrición y la soberanía alimentaria nunca se lograrán si no se garantiza el pleno respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos de las mujeres y el desmantelamiento de las relaciones de poder patriarcales, feudales y neoliberales. Queremos ir más allá del objetivo universalmente acordado de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, que no afirma explícitamente la centralidad de los derechos de las mujeres, el reconocimiento de nuestra autodeterminación, autonomía y poder de toma de decisiones en todos los aspectos de nuestras vidas y cuerpos, incluidos los alimentos que producimos y consumimos. Reconocemos la necesidad de deconstruir el relato dominante sobre las mujeres que muy a menudo se presentan como víctimas que necesitan políticas contra la pobreza y asistencia social.
Todos los agentes deben interiorizar en sus análisis, contribuciones y medidas prácticas el hecho de que las mujeres son agentes políticos activos que determinan su propia visión, cambio y desarrollo, y se les debe reconocer el derecho a la libre determinación de sí mismas y de sus cuerpos.
En el informe del Secretario General de las Naciones Unidas, titulado Examen de la aplicación de las conclusiones convenidas en el 62º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, se destaca que “sigue habiendo brechas de género y desigualdades cruciales que en algunos casos han aumentado de forma alarmante, como ocurre con las tasas de pobreza extrema e inseguridad alimentaria y con la insolubilidad, por ejemplo en relación con los derechos de las mujeres rurales y su acceso a las tierras y otros activos productivos y el nivel de instrucción de las niñas rurales”, y que “será necesario aumentar considerablemente la inversión y las medidas para recuperar el terreno perdido, fortalecer los derechos, los recursos y la resiliencia de las mujeres y las niñas rurales y avanzar de forma decisiva hacia la consecución de la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas rurales para 2030”.
Dado que la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer es el principal órgano intergubernamental mundial dedicado exclusivamente a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, el grupo de trabajo sobre mujeres y diversidades de género del MSCPI hace un llamamiento a todos los Estados miembros para que aceleren la aplicación de las conclusiones convenidas en el 62º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, algo que consideramos como crucial para lograr la igualdad de género y la eliminación del hambre.