Durante la reunión del Grupo de Trabajo de Composición Abierta (GTCA) de la línea de trabajo sobre Género del CSA, celebrada el 7 de marzo, el grupo de trabajo sobre Mujeres y Diversidades de Género del MSCPI presentó una visión interseccional de las diferentes formas de discriminación y de las diversas condiciones de opresión y violencia a las que se enfrentan las mujeres, las niñas y las personas no cisheteronormativas y pidió a los Estados miembros del CSA que adopten una posición de apoyo hacia las personas más marginadas, privadas de derechos y oprimidas. 

La grabación del GTCA del CSA está disponible en este enlace.

Intervención de apertura de Leonida Odongo (Kenya)

Dado que las mujeres, las niñas, las personas no cisheteronormativas y las personas de color cargan con el peso de las crisis económica, medioambiental y alimentaria, no podemos aceptar la invisibilidad de las referencias a muchas cuestiones cruciales, formas de opresión, y violaciones de derechos y vidas, porque esto permite que la discriminación y las violaciones continúen sin cesar.

Leonida Odongo
Kenia

Queremos empezar reconociendo el esfuerzo y la labor que se han dedicado a este proceso: es un trabajo de cuidados lo que lo ha hecho posible. Venimos hoy a expresar la necesidad de representar a las personas y comunidades marginadas, y a presentar una lectura interseccional de las diferentes formas de discriminación y las diversas condiciones de opresión y violencia que afrontan las mujeres, las niñas y las personas no cisheteronormativas.

En la actualidad, miles de millones de mujeres, niñas y personas no cisheteronormativas se llevan la peor parte de las crisis alimentarias, sanitarias y climáticas entrelazadas. Estas crisis, de una magnitud sin precedentes, están exacerbando formas sistémicas intolerables y preexistentes de desigualdad patriarcal, opresión, racismo, colonialismo, violencia y discriminación.

Dado que las mujeres, las niñas, las personas no cisheteronormativas y las personas de color cargan con el peso de las crisis económica, medioambiental y alimentaria, no podemos aceptar la invisibilidad de las referencias a muchas cuestiones cruciales, formas de opresión, y violaciones de derechos y vidas, porque esto permite que la discriminación y las violaciones continúen sin cesar.

El borrador actual contiene importantes avances en términos de lenguaje para las políticas de protección social y la redistribución del trabajo de cuidados. Aunque casi el 80 % del texto se acordó ad referendum en la última ronda de negociaciones celebrada en julio de 2022, hemos visto que algunos de los párrafos que se acordaron ad referendum han sido modificados. Seguimos sin entender cuáles son las objeciones a términos como enfoques transformadores de género. Esto amenaza con disolver los avances que logramos introducir en el borrador, con el pretexto de la “singularidad cultural”, otra forma de enmascarar los paradigmas patriarcales dentro de la propia cultura.

Del mismo modo, en el nuevo borrador propuesto por el presidente del CSA ahora se ha suprimido texto en el que se reconoce a las mujeres y las niñas en todas sus diversidades. No se reconoce la existencia de personas no cisheteronormativas, una población que con frecuencia y cada vez más es objeto de discriminación. Tampoco se reconocen las estructuras patriarcales que han definido el actual sistema alimentario industrializado.

Como persona procedente de África, entiendo perfectamente lo que significa el patriarcado, especialmente cuando hablamos de la producción de alimentos. Las mujeres no controlan los títulos de propiedad. Todas las mujeres no pueden acceder al crédito porque no tienen avales, ya que el título de propiedad está a nombre de los varones.

El grupo de trabajo del MSCPI considera que el retroceso del borrador actual no está relacionado con la cantidad de palabras, sino más bien con el lugar en el que se menciona determinada terminología. Eliminar del texto las voces de las personas más afectadas por la inseguridad alimentaria y nutricional no cambia la realidad.

Las mujeres, las niñas y las personas no heteronormativas siguen afrontando graves adversidades, como la pobreza, una mayor carga de cuidados y una creciente exposición a la violencia sexual y de género. A menudo experimentan una violación de sus derechos de salud sexual y reproductiva. Promover la igualdad de género es un paso fundamental para erradicar el hambre, mejorar la nutrición y reforzar la capacidad de las personas para hacer frente a las crisis.

Las mujeres, las niñas y las personas no cisheteronormativas siguen afrontando graves adversidades, como la pobreza, una mayor carga de cuidados y una creciente exposición a la violencia sexual y de género. La violencia sexual y de género no debería sustituirse por “violencia sexual y violencia de género” porque las mujeres sufren formas distintas de violencia sexual y de violencia de género dentro del proceso de producción de alimentos. Puedo poner un ejemplo de lo ocurrido en Kenya en una plantación de té, donde las mujeres tienen que intercambiar sexo para conseguir trabajo, o en asentamientos informales, donde las mujeres tienen que intercambiar sexo por agua de los vendedores de agua.

El grupo de trabajo sobre mujeres y diversidades de género del MSCPI ha aportado al proceso voces diversas desde los territorios, proporcionando ejemplos basados en la experiencia personal, que demuestran cómo la violencia sexual y de género sigue formando parte de sus vidas cotidianas. Explicaron además cómo esas formas de violencia se entrecruzan con otras formas de opresión, lo que impide su acceso a los recursos naturales y su control sobre ellos, y dificulta la producción de alimentos y el acceso a estos con dignidad.

Pedimos a los Estados miembros del CSA que ignoren las preocupaciones de los poderosos y dejen de apoyar estructuras patriarcales privilegiadas.

En este sentido, exigimos al CSA que adopte una posición de apoyo hacia las personas más marginadas, privadas de derechos y oprimidas, incluso si eso supone un sesgo, porque se trata de un sesgo que rompe las dinámicas de poder existentes, y que lucha por transformar el statu quo y por una verdadera igualdad.

Intervención de Paola Romero (Colombia) 

Hoy, 7 de marzo, en vísperas del Día Internacional de la Mujer, nosotras, el Grupo de Trabajo del Mecanismo y otras participantes, reconocemos y queremos que se reconozcan a las mujeres como agentes políticos activos que deben tener derechos y agencia para determinar su propia visión, cambio y desarrollo y para lograr el derecho humano a la alimentación.

Paola Romero
Colombia

Soy Paola Romero del grupo de trabajo de mujeres y género del mecanismo de la sociedad civil y Pueblos Indígenas.

Reconocemos los esfuerzos que se han desarrollado en el documento. Ha sido importante el papel que ha destacado a diversos temas.  Nuestro interés es trabajar mancomunadamente resaltando la voz de las mujeres en toda su diversid para encontrar esos puntos comunos de encuentro que no vayan en detrimento de los derechos humanos de las mujeres en materia alimentaria  como interés común.

Hoy, 7 de marzo, en vísperas del Día Internacional de la Mujer, nosotras, el Grupo de Trabajo del Mecanismo y otras participantes, reconocemos y queremos que se reconozcan a las mujeres como agentes políticos activos que deben tener derechos y agencia para determinar su propia visión, cambio y desarrollo y para lograr el derecho humano a la alimentación.

Quisiéramos hacer unos comentarios gruesos frente a la parte uno y la parte dos del documento. Nos preocupa algunas situaciones que queremos dejar en la mesa para empezar a avanzar en la negociación. Frente a la parte uno: para nosotras es fundamental el reconocimiento de la identidad campesina de las mujeres y niñas en toda su diversidad.  Ser campesina es una identidad y define una amplia masa de personas que tienen un rol central en el derecho a la alimentación: en la producción, transformación, intercambio y aprovechamiento biológico, saber cultural ancestral y cuidados de los bienes comunes base sustancias para alimentar en nuestros sistemas alimentarios. El campesinado es una categoría reconocida en la declaración de campesinos y otras personas que viven y trabajan en el campo, conocida como la UNDROP, reconocida por Naciones Unidas y marco común de los derechos humanos. También es reconocida en otros documentos del CSA, como en las directrices voluntarias de la tenencia de la tierra. Por eso reconocemos que es un marco común y sugerimos incluirla y enunciarla en diversas partes de las directrices.

Frente a la Parte dos: Tal como lo ha dicho usted, Presidente, desde el mecanismo proponemos avanzar en una visión para promover enfoques transformadores de género basados en los derechos humanos, y como se definió en los Terminos de Referencia: “capaces de abordar tanto los síntomas como las causas estructurales de las desigualdades de género con el objetivo de lograr un cambio duradero en términos de las desigualdades de poder y las opciones que las mujeres tienen sobre sus propias vidas, en lugar de un mero aumento temporal de las oportunidades”.

De otra manera, sugerimos hacer un énfasis en la participación de la sociedad civil y de las mujeres como parte fundamental en las acciones conjuntamente con los gobiernos (párrafos 25 y 32). Sabemos que usted ha dado un papel preponderante en la implementación y el papel de los gobiernos. Queremos resaltar que el papel de la sociedad civil y de las mujeres puede ir también conjuntamente como agentes de cambio y transformadoras de sus proyectos de vida en búsqueda a las autonomías alimentarias.

Frente algunas categorías se sugieren claridades en todo el texto y en todos los idiomas para potenciar categorías como la interseccionalidad, el reconocimiento de las múltiples opresiones que sufren las mujeres y las niñas y las personas no heteronormativas. (párrafo 26). Las directrices no deberían dar paso atrás en cuanto a las definiciones ya establecidas.  La interseccionalidad debe seguir siendo el marco a través del cual buscamos reducir las desigualdades, así como reiterar un marco más inclusivo de otras identidades de género, porque no se ven reflejadas, reiterando llegar a puntos comunes que no retrocedan en avances históricos en derechos humanos de las mujeres. No debemos caer en eufemismos, como “Enfoques multidimensionales” por ejemplo.

Siendo estas Directrices que salen del Marco Común de Naciones Unidas. Proponemos mantener y sostener el enfoque de derechos humanos es fundamental, ya que estamos hablando del derecho humano a la alimentación, que se reconoce como principio y es un lenguaje acordado de Naciones Unidas. Por lo tanto, creemos que se debe incluir  en varias partes del texto, para dar mayor claridad  y sentar las bases en las que estamos dialogando y queremos materializar.

Así mismos, para nosotras es importante resaltar el papel y la situación de las mujeres cuidadoras, y a las mujeres en conflictos armados que se encuentran en situación de vulnerabilidad porque no tienen una red de apoyo suficiente y tienen que renunciar a sus proyectos de vida, ser dependientes económica y psicológicamente, lo que las hace más vulnerables al hambre (párrafo 29).

Finalmente, seguimos sin entender qué significa “participación positiva de hombres y niños” (párrafo 32.ii)). Nos gustaría resaltar que es importante definirlo a fin de no caer en reproducción estereotipos sexistas o en acción con daño.

Intervención de Magdalena Ackermann (Argentina/Italia)

Seguimos sin entender cómo el reconocimiento, la reducción y la redistribución del trabajo no remunerado y del trabajo doméstico no están relacionados con la seguridad alimentaria y la nutrición. ¿Cómo es que este no es el foco de estas directrices?

Magdalena Ackermann
Argentina/Italia

Por supuesto, enviaremos nuestros comentarios específicos sobre algunos de los párrafos por escrito. Pero queremos mencionar aquí tal vez los más importantes para nosotros.

En cuanto al párrafo 63, pedimos que se aclare por qué se ha suprimido la nota a pie de página de la resolución de las Naciones Unidas sobre el derecho humano al agua potable y a un saneamiento básico. Se trata de una resolución acordada por la Asamblea General y es importante mantenerla. 

Paola Romero y Leonida ya hablaron de la importancia de mantener las formas de discriminación interrelacionadas a lo largo del texto, y esto también se aplica a la tercera parte del documento.

Volviendo a la cuestión de la estructura, ya planteamos un comentario en la sesión de Amigos del Presidente del 8 de febrero, y seguimos sin entender cómo el reconocimiento, la reducción y la redistribución del trabajo no remunerado y del trabajo doméstico no están relacionados con la seguridad alimentaria y la nutrición. ¿Cómo es que este no es el foco de estas directrices? No entendemos por qué esto se ha trasladado a una sección posterior. Lo mismo se aplica también a la sección sobre violencia sexual y de género. Como bien ha dicho Leonida, estas directrices deberían orientar sobre cómo acceder a los alimentos con dignidad. Por ello, es sumamente importante mantener esta sección como prioritaria.

La estructura ha sido también un ejercicio de dos años, para incluir esta sección al principio del documento. No deberíamos dejar de lado ese trabajo.

En este apartado en concreto, como dijo Leonida, insistimos en mantener las referencias a la violencia sexual y de género y no a la violencia sexual y la violencia de género. Y, por último, pedimos encarecidamente que no se introduzcan salvedades en relación con esta sección, sobre todo en la sección de recomendaciones. Estos cambios que hemos visto no se anunciaban en la tabla que presentaron aquí, y nos preocupan mucho (párrafo 99.i: esto no añade nada a la recomendación, tenemos que abordar la violencia de género en cualquier contexto).

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